domingo, 4 de agosto de 2013

El Dilema

En los días laborables leo el Diario Expansión, por estar informado de cómo le va a empresas con cuyos representantes medioambientales puede ser que entre en contacto, o por identificar nuevas oportunidades de negocio para mi empresa.

Cada día leo los titulares de El Mundo en internet, y ocasionalmente los de El País.

Cuando no es verano, me gusta escuchar el programa "La Brújula", de OndaCero, y su tertulia económica y política.

Prefiero los telediarios de TVE-1, aunque de vez en cuando veo los de TeleMadrid y los de La Sexta, que empiezan antes.

Y con estas herramientas, me formo mi opinión.

En el momento actual, me planteo un dilema respecto a la situación de España: por una parte está la cuestión ética relacionada con los temas de corrupción, y por otro lado está la evolución de la situación política y, sobre todo, la económica.

Mi dilema consiste en que creo que se están haciendo cosas desde el Gobierno que, aparentemente, van en la buena dirección, al tiempo que sobre el mismo Gobierno planea una larga sombra de actuaciones moralmente reprobables (aunque, como en todos los casos sin excepción -desde el caso Urdangarín hasta los EREs de Andalucía- creo que hay que esperar hasta que haya una sentencia firme, en vez de someter al encausado, el que sea, al juicio popular), de manera que lo que me pregunto es: ¿debería dimitir el Gobierno y convocar nuevas elecciones generales?

Lo cierto es que en otras condiciones probablemente me respondería que sí, porque la mera sospecha de corrupción daña al país, y ya se sabe que, como la mujer del César, no sólo se debe ser honesto, sino también parecerlo. Pero es que justamente ahora, entiendo que hay que pensar muy bien cualquier paso que se dé. En otras palabras, si realmente hubiera ahora unas elecciones generales, ¿qué podría pasar?

Las respuestas son dos: podría ganar otra vez el PP por mayoría absoluta (supongo que, en este escenario, tendría que ser con un nuevo líder) y seguir la política que se está haciendo actualmente (¿hasta qué punto esta política depende el partido o del líder del mismo?), o podría no hacerlo, en cuyo caso, probablemente volvería el PSOE al poder, seguramente con el apoyo de IU y/o de UPyD.

Esta segunda posibilidad me parece, cuanto menos, impregnada de incertidumbre, porque de materializarse, ¿qué haría el nuevo Gobierno? ¿volvería a la política "social" consistente en gastarse el dinero que no tiene, negando la crisis, y abocándonos a más años de zozobra?. De hecho ¿cuál sería la política del PSOE, encima escorado a la izquierda por los apoyos que necesitaría? Si les entiendo bien, de momento lo que harían sería subir los impuestos (¡¿aun más?!), haciendo hincapié en subírselos a las clases más adineradas (léase las grandes empresas), quienes no estarían muy felices de invertir en España, justo en el momento en que lo que necesitamos es eso: inversión.

Como gato escaldado, veo con recelo la posibilidad de que el esfuerzo que ya se ha hecho se tire por la borda, en pos de grandes lemas y una, para mí, clara escasez de ideas de Estado. Creo que está bien que el PSOE gobierne cuando la situación es buena, porque la alternancia es sana y sus conceptos "buenistas" contrapesan el concepto del PP de que el único motor de avance es el empresariado, olvidándose de los trabajadores. Pero dudo que el Partido Socialista sepa manejarse en situaciones de crisis que exigen pedir a todos (y no sólo a las grandes fortunas) esfuerzos dolorosos.

Por lo tanto, desde un punto de vista práctico, creo que es mejor que el PP siga gobernando hasta que estemos en una situación más desahogada. Sé que habrá quién diga, "desahogada ¿para quién?, ¿para los grandes empresarios?, porque los empleados de esas empresas y las PYMES las están pasando canutas". Hace poco en un reportaje de La Sexta venían a decir que los mileuristas son personajes del pasado, porque ahora lo que abundan son los sueldos de 600 o 700 euros (y el FMI dándole que te pego, pidiendo rebajas en los salarios...desde sus poltronas).

Pero lo cierto es que ya no estamos amenazados por el rescate europeo, que la prima de riesgo ronda los 300 puntos básicos, en vez de los 600, y que el PIB marca una buena tendencia que, según los mismos observadores nacionales e internacionales que auguraban unos números catastróficos para cualquiera que fuera el horizonte temporal considerado, ahora parece que en pocos trimestres abandonará los dígitos rojos.

Por supuesto que esto no ha hecho al PP los más populares (valga la redundancia), pero es que cuando se les votó hace 2 años era para que nos sacaran del agujero haciendo los esfuerzos que fueran necesarios, y esto es lo que se viene haciendo. ¿O es que alguien pensaba que se podía salir de la crisis sin sacrificar parte del estado de bienestar?

Moraleja: creo que, bien que mal y con los matices y casos particulares que se quieran poner (y que de antemano acepto), la política económica que se ha venido haciendo era la que había que hacer, y es más, creo que es la que se debe seguir haciendo, porque la alternativa era un agujero negro lleno de eslóganes vacíos y de realidades de pobreza. Por ello, la posibilidad de cambiar ahora de política me parece un error y, en consecuencia, no creo que sea buena idea convocar elecciones generales.

Como sí me parece que desde el punto de vista ético (creo que esto que se dice de que en otros países ya se habrían producido dimisiones, es cierto), sí debería haber elecciones generales, tengo este dilema.

¿Y la solución? pues para mí debería estar en la Oposición. Si los partidos de la Oposición me dieran una mínima fiabilidad, diría, adelante. Pero no es el caso, y las últimas encuestas parecen apoyar esta opinión (¿hasta donde podrá caer el PSOE antes de ofrecer una alternativa en que se pueda confiar?), con lo que me quedo en mi dilema, sin resolver.

Es lo que tienen los dilemas. Si hubiera una solución clara, dejarían de serlo.